Hoy, 19 de noviembre, la Iglesia Católica celebra a
San Rafael de San José Kalinowski, un sacerdote carmelita nacido en 1835 en la ciudad de Vilna, en aquel entonces parte del
Imperio Ruso. Su vida estuvo atravesada por la fe, la disciplina y una profunda
vocación de servicio.
En su juventud se formó como ingeniero militar y
llegó a ser oficial del ejército. Durante la insurrección polaca de mil
ochocientos sesenta y tres, se unió a la resistencia contra el dominio ruso.
Esa decisión lo llevó a ser detenido y condenado a diez años de trabajos
forzados en Siberia, donde padeció hambre, enfermedades y condiciones extremas,
pero también desarrolló una intensa vida espiritual y un fuerte sentido de
solidaridad hacia otros prisioneros.
Tras recuperar la libertad, ingresó a la Orden de
los Carmelitas Descalzos y fue ordenado sacerdote en mil ochocientos ochenta y
dos. Desde entonces dedicó su vida al acompañamiento espiritual, la confesión,
la restauración del Carmelo en Polonia y la promoción de la reconciliación. Se
destacó por su trato cercano, su humildad y su capacidad para sostener emocionalmente
a quienes acudían a él.
San Rafael de San José Kalinowski falleció en mil
novecientos siete, dejando un legado de fe en tiempos de adversidad. Fue
canonizado en mil novecientos noventa y uno por el Papa Juan Pablo II.
En esta jornada, la Iglesia invita a reflexionar
sobre su ejemplo de fortaleza interior, esperanza y entrega al prójimo,
especialmente hacia quienes atraviesan sufrimiento, persecución o
incertidumbre.








