Lo que en
principio parecía una escena épica de salvataje ciudadano terminó revelando
vínculos oscuros entre política y barras. El “buen samaritano” que ayudó a José
Luis Espert a escapar en moto de los incidentes ocurridos en Lomas de Zamora,
durante una caravana encabezada por Javier Milei, resultó ser Damián Rosatti,
integrante de la barra del club Comunicaciones.
Según el periodista especializado en el mundo
barrabrava, Gustavo Grabia, Rosatti tiene una causa abierta por intento de
homicidio contra un dirigente del futsal de ese club. “No era un motoquero que
pasaba por ahí. Era miembro de la barra, con prontuario. Fue llevado a La
Libertad Avanza por Sebastián Pareja, operador de Karina Milei en la
provincia”, explicó Grabia en Radio Con Vos.
La versión oficial del Gobierno y de Espert fue que se
trataba de un militante libertario que lo ayudó a escapar de los ataques con
verduras y piedras. Sin embargo, el dato encendió aún más las críticas sobre el
uso de barras como fuerza de choque en la política, una práctica que no es
nueva y que también se vio en la asunción de Milei, cuando se les dio palco en
el Congreso a integrantes de distintas hinchadas.
Grabia además denunció que la causa judicial contra
Rosatti, que ya había sido elevada a juicio, quedó paralizada desde la victoria
de Milei en las elecciones. “El dirigente atacado me confirmó que su expediente
está frenado. Ahora entiende por qué”, aseguró.
En paralelo, Espert buscó relativizar el episodio y
hasta mostrar dureza: en una entrevista televisiva dijo que no escapó, sino que
se fue “para no trompear a los manifestantes”.