Por Julio Rodriguez
Mientras en los escenarios de campaña los políticos
dibujan futuros resplandecientes, en las calles de Corrientes —y de todo el
país— el presente es cada vez más gris. Las luces de los actos partidarios
iluminan rostros sonrientes que hablan de “crecimiento”, “inversiones” y
“oportunidades para todos”. Afuera, a pocas cuadras, las persianas metálicas
bajan sin fecha de reapertura y los carteles de “Se vende” o “Se alquila” se
vuelven parte del paisaje urbano.
La recesión no es un concepto abstracto para el que
pierde su trabajo, ni un número en un gráfico para el comerciante que no vende
lo suficiente para pagar la luz. Es un golpe seco, diario, que duele en cada
cierre de caja con saldo en rojo. Y en Corrientes, la situación es todavía más
cruda: supermercados, talleres, fábricas y pequeños comercios bajan las
persianas, dejando detrás empleados sin rumbo y familias que ven evaporarse su
sustento.
La economía real está en terapia intensiva. El
consumo se achica, las compras del mes se convirtieron en compras del día, y la
incertidumbre es el único producto que sobra en las góndolas. Mientras tanto,
desde las tribunas políticas se insiste en que “ya se ve la luz al final del
túnel”, sin aclarar que quizás esa luz sea el tren que viene de frente.
Hay una distancia obscena entre la realidad que se
vive en el mostrador y la que se relata en el atril. El país se va quedando sin
empresas, sin empleos y sin paciencia, pero abundan los discursos que prometen
un mañana de prosperidad sin explicar cómo sobrevivir el hoy.
La crisis es tangible, medible y dolorosa. El
optimismo de campaña, en cambio, parece fabricado en un laboratorio de slogans.
Tal vez sea hora de que, antes de pintar castillos en el aire, los políticos
bajen de la nube y pongan los pies en el suelo que pisa la gente que dicen
representar. Porque mientras ellos miran el horizonte, nosotros seguimos
contando las persianas que se cierran cada día.
De la Redacción: Por Julio Rodriguez
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Redacción Y.C.C. Editorial periodística Julio Rodriguez