El invierno de
2025 está dejando una marca profunda en el agro misionero. Misiones sufrió este
año las heladas más intensas de junio en casi seis décadas,
con temperaturas que sorprendieron incluso a los especialistas, superando las
previsiones y dejando severas consecuencias en la producción agrícola y
ganadera.
Según el
agrometeorólogo José Olinuk, del INTA Cerro Azul, se
registraron mínimas de 7,1°C y 6,3°C bajo cero a cinco centímetros
del suelo en junio y julio, respectivamente. “La verdad que un poco sorprendido
con estas temperaturas tan bajas”, admitió el especialista, y explicó que el
fenómeno es de origen antártico, afectando también regiones
del sur de Brasil.
El impacto fue
inmediato en cultivos sensibles como hortalizas de campo e
incluso en invernaderos mal acondicionados, donde la
protección no fue suficiente para amortiguar el frío extremo. Pero lo más
llamativo fue el daño a la yerba mate, un cultivo
tradicionalmente resistente al invierno. En zonas como Andresito,
los brotes jóvenes de yerba mate —de hasta 20 centímetros— sufrieron
importantes quemaduras por heladas.
“Esto no es
habitual”, señaló Olinuk, al remarcar la vulnerabilidad de los
plantines más pequeños. En contrapartida, algunos cultivos como frutales
de hoja caduca —durazneros, manzanos, perales— se ven beneficiados por
la acumulación de horas frío, superando este año las 100 horas bajo 7°C,
necesarias para una buena floración.
Pero no solo los
agricultores enfrentan complicaciones. La ganadería también se
ve afectada por la pérdida de pasturas esenciales para la
alimentación del ganado durante el invierno. “Para el sector ganadero se viene
una época más difícil”, advirtió Olinuk, al señalar que la recuperación
de los forrajes no se espera antes de septiembre.
En cuanto a las
perspectivas para lo que resta del invierno, el especialista aclaró que no se
pueden descartar nuevas heladas: “Asegurar es imposible”, dijo, recordando que
en Misiones hubo registros de heladas incluso a fines de septiembre.
Los productores
deberán extremar las medidas de adaptación para proteger tanto
los cultivos como el ganado. Si bien el frío extremo ofrece ciertas ventajas
—como el control de plagas— el balance general es de alerta para
el agro misionero, que enfrenta un invierno más riguroso de lo habitual.






