En el patio de Casa de Gobierno, Gustavo Valdés
encabezó este miércoles su último acto como titular del Ejecutivo provincial
antes de traspasar formalmente el mando a su hermano Juan Pablo Valdés. Lejos
de un tono de retiro, el mandatario saliente abrió su discurso con una
definición política que marcó toda su intervención: «Esto no es una despedida,
porque vamos a seguir trabajando por Corrientes».
Valdés estructuró su mensaje en torno a los ejes de
modernización, desarrollo e inclusión, pero colocó en el centro la estabilidad
fiscal alcanzada durante sus dos mandatos. «Hicimos en materia de finanzas
siete años de equilibrio fiscal y no tomamos un solo peso de deuda para la
provincia. Desendeudamos absolutamente a Corrientes», afirmó, recordando a «aquellos
agoreros que decían que no íbamos a poder pagar los sueldos».
Uno de los tramos más enfáticos fue su planteo sobre
el rol del Estado. Sostuvo que la competitividad debe construirse a partir de
infraestructura y no de salarios públicos: «La mejor inversión no es en el
salario público, la mejor inversión es invertir en infraestructura». En ese
marco, celebró un cambio histórico en el mercado laboral correntino: «Por
primera vez tenemos más empleo privado que empleo público y creciendo».
Atribuyó este fenómeno a la política de mantener a Corrientes como «la
provincia con menor presión fiscal de la República Argentina» y a la creación
de 18 parques industriales.
Valdés recordó el atraso tecnológico que tenía la
provincia al inicio de su gestión y destacó el rol de la empresa estatal TelCo:
«Corrientes carecía absolutamente de empresas tecnológicas», dijo, subrayando
luego el despliegue de cerca de 3.000 kilómetros de fibra óptica.
En educación, reivindicó un proceso de inclusión digital: «Todos los alumnos de
la secundaria cuentan con una computadora», y sumó la construcción de 172
escuelas nuevas, cifra que definió como «récord histórico».
En presencia de autoridades nacionales, el gobernador
saliente reiteró demandas federales históricas. Recordó que Corrientes es «la
primera potencia energética de la República Argentina» y reclamó el pago
adecuado de regalías por Yacyretá y Salto Grande. También exigió la
finalización de la Autovía de ingreso a la capital provincial: «Somos la única
ciudad capital del país que no tiene autovía. Pedirle nuevamente al gobierno
nacional que la termine».
Valdés evocó los momentos más difíciles de la
pandemia, calificando la respuesta provincial como «una enorme gesta». Recordó
que «en solo 90 días construimos un hospital para mil personas» y enumeró
inversiones en el Instituto de Oncología, el Cardiológico y los hospitales
pediátricos. «No hay hospital de la provincia que no hayamos trabajado,
invertido o refuncionalizado», aseguró.
El mandatario defendió la reforma de los códigos
procesales y la construcción de la nueva cárcel provincial, señalando que «las
cárceles son para seguridad y no para castigo». Fue tajante respecto al delito
organizado: «Tomamos la decisión de darle batalla al narcotráfico y colaborar
con la justicia federal para que esos delincuentes terminen presos».
En un mensaje directo a la dirigencia política, lanzó una advertencia: «Aquel
que tenga miedo de luchar por una familia… no tiene que hacer política».
Al hablar de desarrollo y ambiente, destacó el
equilibrio logrado entre producción y conservación. Puso en valor el avance del
Iberá y el programa de rewilding: «El yaguareté vuelve a rugir en Corrientes.
Hoy tenemos sueltos más de 30 ejemplares».
Valdés cerró su mensaje agradeciendo a la alianza
gobernante y apoyando la gestión entrante: «Juan Pablo tiene mucho por hacer,
pero nosotros tenemos mucho que apoyar. Somos una provincia valerosa».









