Las primeras
reacciones del gobierno nacional luego de la elección en la provincia de Buenos
Aires estuvieron marcadas por el pesimismo y un giro discursivo. Voceros
libertarios, que en la previa alertaban sobre el riesgo de un cimbronazo
económico en caso de un triunfo peronista, ahora aseguran que el resultado no
tendrá impacto en la economía.
Los primeros en hablar fueron Sebastián Pareja e Iñaki
Gutiérrez, quienes coincidieron en que lo relevante es medir el crecimiento de
La Libertad Avanza (LLA) respecto a las elecciones de 2023. “Lo que nos jugamos
en términos de plan económico es en octubre, la batalla grande”, afirmó
Gutiérrez, al tiempo que remarcó que el gobierno piensa “a largo plazo” y no en
reacciones de corto plazo de los mercados.
El contraste resulta llamativo: en la semana previa,
voceros libertarios habían instalado la idea de que si la derrota se limitaba a
menos de cinco puntos, no habría consecuencias para la fortaleza del programa
económico. Incluso el banco JP Morgan había sostenido que con esa diferencia se
disipaban las dudas en torno al plan.
En paralelo, Pareja destacó que la elección fue
“positiva” porque LLA creció respecto a 2023, cuando había cosechado el 24,5%
de los votos sin aparato ni alianzas. Sin embargo, las proyecciones de campaña
hablaban de alcanzar los 50 puntos en alianza con el PRO, un objetivo que ahora
luce lejano.
De confirmarse la derrota, analistas coinciden en que
Javier Milei cometió un error al nacionalizar unos comicios de carácter
provincial y municipal, sin contar con garantías previas, repitiendo un patrón
de malos resultados que ya se había visto en otras provincias.