El presidente Javier Milei volvió a
demostrar que las redes sociales son su escenario favorito, incluso cuando se
trata de acontecimientos de la máxima seriedad institucional. Esta vez, su
protagonismo no vino de la mano de una reforma ni de un anuncio económico, sino
de una imagen generada por inteligencia artificial para celebrar la elección
del nuevo Papa, León XIV, con una clara referencia narcisista a su propio
símbolo: el león.
Lejos de reflexionar sobre el hecho
histórico de que un peruano de origen estadounidense, Robert Prevost, haya sido
elegido como nuevo Sumo Pontífice —tomando el nombre de León en honor a León
XIII, recordado por su impulso a la justicia social—, Milei prefirió convertir
la ocasión en un acto de autocelebración, publicando en sus redes una imagen
que lo asimilaba al flamante Papa por el solo hecho del nombre.
La reacción no tardó en llegar.
Desde distintos sectores políticos repudiaron lo que consideraron una actitud
frívola y desubicada. La diputada Victoria Tolosa Paz no se guardó nada:
"Vergüenza ajena. Desde mi lugar de ciudadana de la Nación Argentina, pido
disculpas al mundo entero por el impresentable que tenemos como presidente. Que
Dios lo perdone a Javier Milei".
También se sumaron críticas desde
otros espacios ideológicos. Maximiliano Ferraro, de la Coalición Cívica,
calificó al mandatario de “irrespetuoso, maleducado, megalómano, ignorante,
vergonzoso”. Por su parte, el legislador porteño Gabriel Solano (Partido
Obrero) respondió directamente al posteo presidencial con ironía: “No se puso
León por vos, gil, fue por León Santillán de los Fabulosos Cadillacs”. En otro
mensaje, más lapidario aún, remató: “Siempre se puede ser más boludo…”.
En tiempos donde la imagen y el
impacto viral parecen pesar más que el decoro institucional, Milei continúa
trazando su camino presidencial con tono de stand-up noventoso, mezclado con
épica libertaria. Pero mientras él ruge en X (ex Twitter), una parte importante
del país se pregunta si no estamos asistiendo a una tragicomedia nacional en
tiempo real.