El veinticinco de noviembre de mil ochocientos
veinte marcó uno de los episodios más conmovedores de la campaña libertadora
del Perú: el Combate de Chancay, donde veinticinco granaderos a caballo
al mando del Capitán Juan Pascual Pringles se enfrentaron a tres escuadrones
realistas dirigidos por el Coronel Gerónimo Valdés.
La desigual batalla concluyó con la derrota
patriota y la muerte de dos terceras partes de sus efectivos. Sin embargo,
lejos de rendirse, Pringles condujo a los pocos sobrevivientes hacia la costa
y, en un acto de honor extremo, decidió internarse en el mar antes que entregar
sus armas. Ese gesto de lealtad y valor sorprendió al mando español, quien
ofreció una capitulación digna que salvó a los restantes combatientes.
El General José de San Martín reconoció la
conducta heroica de los granaderos y les otorgó medallas con la inscripción “Gloria
a los vencidos de Chancay”. Incluso las tropas realistas acuñaron cinco
medallas especiales como homenaje, grabadas con la frase: “La Patria a los
vencidos, vencedores de pescadores”.








