Las primeras negociaciones entre los gobernadores
provinciales y La Libertad Avanza (LLA) para definir alianzas electorales de cara
a las elecciones de octubre están marcadas por tensiones crecientes y
exigencias que dificultan los acuerdos. Los libertarios, fortalecidos tras su
victoria en la Ciudad de Buenos Aires, endurecieron su postura y ahora exigen
que las alianzas lleven exclusivamente la marca y el color violeta de LLA,
además de solicitar lugares clave en las listas nacionales y provinciales.
“Pintarse de violeta gratis, no”, resumió con
ironía un dirigente cercano a un gobernador, reflejando el malestar de los
mandatarios provinciales que, si bien están dispuestos a negociar, no quieren
perder protagonismo ni resignar la identidad de sus frentes locales.
El caso de Corrientes es emblemático: tras largas
negociaciones, los libertarios rompieron con el gobernador Gustavo Valdés (UCR)
y decidieron competir con lista propia, sin sellos aliados, en las elecciones
provinciales del 31 de agosto. Las diferencias fueron insalvables: mientras
Valdés buscaba preservar el control del armado local, desde LLA reclamaban
lugares destacados en las listas y una fórmula más abierta.
Situaciones similares se repiten en Mendoza, donde
Alfredo Cornejo enfrenta presiones para ceder espacios y desdoblar elecciones,
y en Chaco, donde el gobernador Leandro Zdero intenta sostener un acuerdo pese
a las exigencias libertarias. También en Buenos Aires se perfila una alianza
tensa entre LLA y Pro, sin la participación de la UCR.
La disputa no solo gira en torno a las listas o los
nombres, sino también a cuestiones de gestión y recursos. En San Luis, el gobernador
Claudio Poggi muestra predisposición a un acuerdo, pero exige garantías en
materia de obras y cumplimiento de compromisos nacionales. En Entre Ríos, el
entendimiento con Rogelio Frigerio es más fluido, aunque las tensiones por
fondos nacionales también se hacen sentir.
Otros gobernadores, como los de Tucumán, Catamarca,
Salta y Misiones, ven con preocupación la llegada de listas violetas puras a
sus distritos, pese a mantener una relación de cercanía política con la Casa
Rosada.
En los grandes centros urbanos, la estrategia
libertaria es clara: competir con boletas propias. En Capital Federal, Karina
Milei impulsa una lista que enfrentará al macrismo, mientras que en Santa Fe y
Córdoba se perfilan armados libertarios puros, con escasa o nula participación
de la UCR o Pro.
Las negociaciones siguen abiertas, pero las
exigencias crecientes de LLA y el recelo de los gobernadores tejen un panorama
electoral complejo y fragmentado en el interior del país.