El arranque del
invierno en el hemisferio sur y del verano en el hemisferio norte está dejando
postales opuestas y alarmantes. El mismo día que Buenos Aires registró
una mínima de -7,2°C, en Francia una cobertura
televisiva evidenció una sensación térmica de 63,5°C en la
cocina de un restaurante parisino. La periodista, que llevaba consigo un termómetro,
se mostró impactada por la marca registrada en pleno servicio.
Europa atraviesa
una ola de calor que ya causó varias muertes. En Francia, dos
personas fallecieron por enfermedades relacionadas con las altas
temperaturas, según confirmó la ministra de Transición Ecológica, Agnès
Pannier-Runacher. Además, más de 300 personas fueron asistidas por
bomberos en distintos puntos del país. El martes fue el día más
crítico, con temperaturas que superaron los 40°C y una alerta
roja por calor que no se emitía desde hacía cinco años.
La situación no es
distinta en Italia, donde se reportaron tres muertes
vinculadas a las temperaturas extremas. Un hombre falleció en la playa, otro
mientras practicaba esnórquel, y una mujer perdió la vida en la vía pública. En
Cerdeña, los termómetros superaron los 42°C,
y en Palermo también se registraron picos sofocantes.
En España,
el calor extremo contribuyó a un incendio forestal que mató a dos
agricultores, quienes intentaban escapar en su vehículo. Las
autoridades atribuyen directamente el siniestro a las condiciones climáticas
extremas.
En Suiza,
las altas temperaturas obligaron a detener un reactor nuclear,
ya que el sistema de enfriamiento, basado en el agua del río Aar, se vio
comprometido por el exceso de calor. La situación también es preocupante en Alemania,
que este miércoles enfrentó el día más caluroso del año, con
hasta 40°C en algunas regiones y alertas activas especialmente
en el oeste y suroeste del país.
En Berlín,
los turistas intentan escapar del calor descendiendo a la estación de metro de
Brandeburger Tor, situada a 17 metros bajo tierra, convertida en un refugio
improvisado.
El fuerte
contraste climático entre los -7°C en el sur del planeta y los más de
40°C en el norte refuerza la preocupación por fenómenos meteorológicos
extremos, cada vez más frecuentes e intensos. Especialistas coinciden
en que estos eventos, aunque estacionales, reflejan la creciente
inestabilidad del clima global y demandan una respuesta
urgente en materia de mitigación y adaptación.