La empresa
automotriz Scania suspendió temporalmente la producción de componentes clave
como cajas de cambio y ejes en su planta ubicada en Colombres, Tucumán. La
medida, que se implementará de forma intermitente durante los próximos 40 días,
responde —según explicó la compañía— a una “disminución temporal en la demanda
derivada de la coyuntura internacional”. Sin embargo, la firma no brindó
precisiones sobre qué factores globales afectan directamente a su operación en
la Argentina.
La planta de
Tucumán produce piezas destinadas a otras filiales de Scania en el mundo, y
hasta ahora representaba cerca del 15% del total exportado desde la provincia.
Uno de los motivos señalados es la caída en los pedidos provenientes de Brasil,
aunque se especula que los altos costos de producción en dólares también
estarían afectando la competitividad de la filial argentina, tema sobre el cual
la empresa evitó pronunciarse.
Desde el sindicato
SMATA manifestaron una profunda preocupación por el impacto de la medida en el
empleo local. “Actividades como la nuestra y la metalúrgica están cayendo, y se
prevé pérdida de trabajo. No estamos protegiendo a la industria nacional”,
declaró Luis Diarte, secretario general del gremio en Tucumán.
La situación de
Scania se suma a un panorama industrial complejo a nivel nacional. Pese a un
leve repunte interanual del 1,6% en la actividad metalúrgica, el último informe
de ADIMRA indica una caída del 1,1% respecto a abril y un nivel general todavía
un 11,7% por debajo del promedio de 2023. En comparación con su pico máximo, el
sector retrocedió un 14,5%.
El presidente de
ADIMRA, Elio del Re, advirtió que mientras la industria local se estanca, las
importaciones de bienes de capital crecen a un ritmo del 4,9% mensual,
alcanzando niveles récord. “El avance de los vehículos importados es
elocuente”, señaló, al tiempo que esta semana la marca Nissan presentó en
Brasil su nuevo modelo Kicks, que llegará al mercado argentino hacia fin de
año.
Con un mercado interno
deprimido y exportaciones en retroceso, la preocupación por el futuro de la
industria nacional sigue en aumento, en medio de una economía recesiva que aún
no encuentra señales claras de reactivación.