Colonia Carlos Pellegrini, una de las entradas
principales a los majestuosos Esteros del Iberá, atraviesa la mayor crisis de
su historia. La tranquilidad del pueblo, conocido mundialmente por su belleza natural
y su peso estratégico en la industria del turismo, quedó quebrada tras un fallo
judicial que podría redefinir su futuro y el destino de cientos de familias.
El conflicto por la titularidad de la tierra se
extendió durante más de una década, enfrentando a pobladores, cabañeros,
emprendedores turísticos y a la Municipalidad contra los herederos de una
antigua escritura. Todo culminó en una sentencia del Superior Tribunal de
Justicia de Corrientes (STJ), ratificada luego a nivel nacional, que reconoció a
los herederos de la familia Sniechowski como legítimos propietarios de
aproximadamente 160 a 182 lotes, es decir, casi todo el ejido urbano.
La historia se remonta a la década del setenta, cuando
Roberto Sniechowski habría adquirido las tierras a los herederos de la familia
Torrent. Aunque la operación tuvo respaldo documental, la titularidad nunca
llegó a perfeccionarse. Con el paso de los años y el crecimiento informal del
pueblo, ese vacío legal se transformó en un conflicto latente que explotó
formalmente hace unos doce años, cuando los Sniechowski iniciaron acciones para
obtener la escrituración definitiva.
Los pobladores, en tanto, argumentaron el derecho a
permanecer en las tierras basados en la prescripción veinteañal (usucapión), es
decir, la posesión pacífica y pública durante más de dos décadas. Pero la clave
del litigio terminó por depender de la actuación procesal: según trascendió en
ámbitos judiciales, un error insólito —la omisión de presentar un escrito decisivo—
debilitó la defensa del Municipio y de los vecinos, inclinando la balanza hacia
los propietarios registrales.
La Sentencia Nº 91/24 del STJ resolvió por unanimidad
dejar sin efecto una decisión de la Cámara de Apelaciones de Goya y reivindicar
lo dictaminado en primera instancia, estableciendo que los pobladores y la
Municipalidad carecían de legitimación activa. El tribunal concluyó que solo
podrían defender sus derechos mediante juicios individuales de usucapión.
El intento de llegar a la Corte Suprema de Justicia de
la Nación no prosperó: el recurso extraordinario fue rechazado, cerrando
definitivamente la vía judicial. Con ello, el reconocimiento de la propiedad de
los Sniechowski quedó firme.
La decisión involucra prácticamente todo el casco
urbano: viviendas familiares habitadas por generaciones, emprendimientos
turísticos que sostienen la economía local y hasta espacios públicos esenciales
como la plaza central, dependencias municipales y áreas de servicio.
El drama es tal que fuentes oficiales advierten que,
de ejecutarse desalojos, se produciría una catástrofe humanitaria y económica
en uno de los destinos turísticos más importantes del país, recientemente reconocido
por la ONU como uno de los lugares más bellos del mundo.
Ante el escenario crítico, el Gobierno provincial
impulsó un proyecto de Ley de Expropiación, que ya cuenta con media sanción de
la Cámara de Diputados desde junio de 2025 y aguarda tratamiento en el Senado.
Para autoridades locales y provinciales, la expropiación aparece como la única
herramienta viable si los propietarios avanzan con desalojos compulsivos.
El futuro de Colonia Carlos Pellegrini —y con él, el
del Iberá como destino turístico global— depende ahora de una decisión
legislativa que podría definir si prevalece el derecho registral o el interés
social de toda una comunidad.









