Una reciente investigación de la Fundación Fundar
expuso con claridad las profundas disparidades económicas que persisten entre
las provincias argentinas. En el caso del Nordeste (NEA), la situación es
crítica: Misiones, Corrientes y Formosa se posicionan como las tres
jurisdicciones con menor Producto Bruto Interno (PBI) per cápita de todo el
país.
El informe toma como base la riqueza generada por
habitante en cada provincia, y al comparar los datos con la evolución nacional,
las diferencias se vuelven más evidentes. “Mientras el PIB per cápita nacional
se triplicó en los últimos 130 años, el de la Patagonia se multiplicó por
siete”, señala el estudio. Sin embargo, en el NEA el crecimiento fue muy
inferior, profundizando su rezago económico.
En el caso de Corrientes, la propia administración
provincial reconoció esta situación. “Somos altamente dependientes de los envíos
coparticipables”, declaró semanas atrás el ministro de Hacienda y Finanzas de
la provincia en una entrevista radial. La estructura económica de Corrientes
sigue siendo mayormente primaria, con escasa industrialización y poco
desarrollo de sectores de alto valor agregado.
Mientras tanto, las provincias con mayor riqueza
por habitante se concentran en otras regiones: la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires (CABA), Tierra del Fuego, Neuquén, Santa Cruz y Chubut lideran el
ranking, con CABA triplicando el promedio nacional.
El informe también advierte que más del 50 por
ciento del PBI argentino se genera únicamente en Buenos Aires y CABA, aunque el
primero, por su elevada población, queda por debajo del promedio nacional en
términos per cápita.
Este escenario de desigualdad se vuelve aún más
visible en medio del debate por las licitaciones de represas hidroeléctricas en
la Patagonia, donde los gobiernos de Neuquén y Río Negro se enfrentan al
Ejecutivo nacional por el control de recursos estratégicos. En contraste, el
NEA permanece al margen de estos conflictos, sin mayor incidencia en la
economía nacional ni autonomía real para revertir su situación.