Santo Tomé vive horas de conmoción tras conocerse
que un hombre condenado por múltiples delitos de abuso sexual volvió a violar,
esta vez a una joven con síndrome de Down de unos 30 años. El hecho ocurrió el
viernes 26 de septiembre y fue denunciado por familiares de la víctima, quienes
alertaron sobre los abusos cometidos por la pareja de su madre.
La investigación policial permitió detener de
inmediato al acusado, aunque lo que más indignación generó fue que el sujeto ya
había sido condenado pocos días antes por el Tribunal Oral Penal N° 2 de
Corrientes Capital a diez años de prisión efectiva. Pese a la gravedad de los
delitos, los jueces resolvieron que permaneciera en libertad hasta que la
sentencia quedara firme.
El caso expuso nuevamente las críticas hacia
decisiones judiciales consideradas “garantistas”, que permiten que personas con
condenas de cumplimiento efectivo continúen libres mientras los fallos son
apelados. Productores, organizaciones sociales y ciudadanos se preguntan por qué
la Justicia no hace cumplir de inmediato las penas, exponiendo a la sociedad a
nuevos ataques.
La situación reavivó el debate sobre la
responsabilidad judicial y la necesidad de reformas que eviten que condenados
por delitos aberrantes sigan delinquiendo mientras esperan la confirmación de
sus sentencias.






