La ilusión de muchas familias correntinas se esfumó con la
misteriosa desaparición del empresario de eventos Osvaldo
Martín Ojeda, de 34 años, quien es investigado por una presunta
estafa que supera los 18 millones
de pesos. Según confirmaron fuentes policiales, ya existen diez denuncias formales y un pedido de captura que
se extendió a las provincias vecinas.
El
modus operandi del acusado habría sido ganarse la confianza de los clientes
—principalmente padres que contrataban fiestas de 15 años o recepciones de
egresados— para luego cobrar la
totalidad de los servicios con meses de anticipación y
desaparecer con el dinero.
Uno
de los casos más resonantes es el de Valentina,
una adolescente que debía celebrar su fiesta el 14 de noviembre. Su madre, Karina Salazar, contó que pagó seis millones de
pesos apenas un día antes de la desaparición del empresario. “Me pedía
adelantos con distintas excusas. Le creí porque ya lo conocíamos y tenía buena
reputación”, relató con angustia.
Otro
hecho similar afecta a 27 alumnos de
una escuela local, cuyas familias abonaron doce millones de pesos por la organización de la
recepción de fin de curso prevista para diciembre. “Desapareció cuando solo
faltaba definir los últimos detalles”, contó Claudia,
una de las madres damnificadas.
A
pesar del golpe económico y emocional, las familias decidieron no suspender los eventos. En el caso de Valentina,
la comunidad se movilizó para ayudar a que la joven pueda tener su noche
especial. “No será la fiesta soñada, pero lo importante es poder estar juntos”,
afirmó su madre.
De
igual manera, los padres de los egresados lanzaron rifas,
subastas y colectas para poder cubrir nuevamente los costos del
catering y la ambientación. “No vamos a dejar que los chicos se queden sin su
noche soñada. Hay mucha gente colaborando”, señaló Claudia.
Mientras tanto, la búsqueda de
Ojeda continúa. La Justicia investiga si el empresario habría
abandonado la provincia o si se encuentra oculto en alguna localidad del interior.
Las víctimas esperan que aparezca y responda por el dinero perdido, aunque,
como dicen algunos padres, “ya nada
podrá devolver la confianza ni el sueño que se llevó”.






