Corrientes — En apenas una semana,
dos casos de acoso y violencia escolar conmocionaron a la provincia de
Corrientes. El primero tuvo lugar en la localidad de Alvear; el segundo, tres
días después, en la escuela primaria N.º 458 de Lavalle, donde un niño de solo
6 años debió ser hospitalizado tras recibir una brutal golpiza por parte de sus
compañeros. Su estado de salud continúa siendo delicado.
El hecho más reciente fue
denunciado por la madre del menor, quien aseguró que su hijo regresó del
establecimiento con visibles hematomas en la espalda. “Me pidió que le mire y
tenía bollones, moretones. Al principio no quería contar nada”, expresó la
mujer. Al consultar con la docente a cargo, recibió como respuesta que se
trataba de “juegos bruscos”. Sin embargo, el cuadro clínico del niño se
complicó, y fue internado en el hospital pediátrico Juan Pablo II de la capital
correntina.
Allí se le realizaron estudios de
alta complejidad, incluyendo una extracción de médula ósea, debido a una
enfermedad hematológica asociada a las plaquetas, que se agravó por las
lesiones sufridas.
La madre, visiblemente angustiada,
pudo revisar las cámaras de seguridad de la escuela en compañía de autoridades,
donde constató que su hijo fue golpeado por otros alumnos, sin que la docente
interviniera. También denunció haber sido presionada por la dirección del
colegio para no difundir lo ocurrido ni hablar con otros padres.
El viernes pasado, un grupo de
padres y tutores se presentó en la escuela a las 7:15 para exigir
explicaciones. La directora se comprometió a dialogar con los tutores de los
niños involucrados y luego con el resto de las familias. La policía local se
hizo presente en el lugar para resguardar la seguridad mientras la Justicia
investiga el caso.
“Si no tenemos una respuesta clara
y medidas concretas, el lunes vamos a manifestarnos frente a la escuela”,
anticiparon los padres.
Estos episodios, de características
similares, ponen en foco la actuación de docentes y directivos, señalados por
la comunidad por su aparente falta de reacción o incluso silencio ante
situaciones graves de acoso escolar. La sociedad, en alerta, espera que se
tomen acciones contundentes para proteger a los niños y garantizar un ambiente
seguro dentro de las aulas.